La Vida te respira aceptando cada una de tus decisiones.
Y aunque aparentemente ejerce en ti una idea de no aceptar tal y como estás sucediendo, siempre te estás aceptando.
Y ahí surge la incoherencia, la lucha interior de querer cambiar algo de ti, de la vida, que por algún motivo creencial, tu significado de cómo tiene que ser, es el válido.
Si te das cuenta, aparentemente amanecen dos fuerzas, aunque solo existe una.
Una amable, permitiendo que todo pueda ser aceptado, que nunca se desvía de su camino, que su meta es la expansión.
Y otra que tiene solamente la ligera idea de que es una fuerza y que quiere imponer su versión, su interpretación, que hace creer en sueños de senderos llenos de esfuerzos, de obstáculos, de batallas, de vencedores y vencidos.
Ésta es la colisión que en lo que llamas tu cuerpo tiene lugar, una que su chispa de encendido es la ilusión y en su espada está escrito el ataque.
En la otra la indefension, la mansedumbre, la vulnerabilidad invulnerable, la verdad, la presencia... sabiendo que nada es equivocado.
Solo tú eliges cual riegas, cual abonas, cual cuidas ...es decir, a cual cultivas para que crezca y de frutos.
Solo una fuerza existe, siempre te acompaña y su estado es inmutable, inalterable.
Y ella tiene total confianza en tí, sin necesitar saber de tí.
Está presente en cada instante, donde siempre eres bienvenido por ella, teniendo la puerta abierta a tu llegada.
Recuerda que solo tú tienes su número de contacto.
Solo tú posees la línea de comunicación con ella y nunca ha dejado de estar en pleno funcionamiento.
LLAMA ESTA DISPONIBLE!!!
J.LL.