El permiso es la sede en el que los destellos de la realidad aparecen , a los que llamas milagros.
Un milagro es simplemente un destello de lo que realmente es o eres.
De ahí, que los milagros no hacen, sino deshacen, para reconocer lo que siempre ha sido.
Lo que no das para ser compartido y dices que amas, ten por seguro que no recibirás.
Si no hay una dádiva de ser compartido lo que proclamas que amas, ten seguro que no se te dará.
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